jueves, 8 de noviembre de 2012

ARIEL:
Autor: Jose Enrique Rodo 
Este Libro está dividido en 6 capítulos e inicia con un maestro al que solían llamar Prospero y él se está despidiendo de sus discípulos tras un año de tareas en su visita final ya los discípulos están en la sala de estudio donde ven un bronce primoroso, que figuraba el ARIEL de La Tempestad. Junto al bronce, se sentaba habitualmente el maestro. José Enrique utiliza a Prospero para transmitirnos sus mensajes.
Próspero acariciando la estatua y meditando y les dijo a sus discípulos: Que junto a la estatua de Ariel, cada tarde, los discípulos, en los que había procurado darles la enseñanza de toda ingrata austeridad, les iba a hablar nuevamente, para que fuera su despedida “como el sello estampado en un convenio de sentimientos y de ideas”.Prospero comienza a invocar a ARIEL ya que según el hablarle a los jóvenes requiere de una oratoria sagrada porque”el espíritu de la juventud es un terreno generoso donde la palabra oportuna suele rendir, los frutos de una vegetación.”
Con esto entre otras cosas lo que nos quieren explicar que hay   que ser conscientes y tener fuerza bendita que tenemos con nosotros además de no dejar pasar oportunidades cuando dice que no nos encojamos entre los hombros cuando haya una oportunidad, luego comienza a decir que hay que desarrollar la plenitud y dice: ’’ que nos defendamos, en la milicia de la vida, contra la mutilación de nuestro espíritu un objeto único e interesado. No entreguemos nunca a la utilidad o a la pasión, sino una parte de nosotros. Aun dentro de la esclavitud material existe la posibilidad de salvar la libertad interior: la de la razón y el sentimiento. ’’
En el capitulo siguiente José explica que el que ha aprendido a distinguir de lo delicado lo vulgar, lo feo de lo hermoso, lleva hecha medio camino para distinguir lo malo de lo bueno y que El buen gusto es “una rienda firme.


Cuando el soberano murió, "la impenetrable estancia quedó clausurada y muda para siempre, para siempre abismada en su reposo infinito. Del mismo modo —concluye Próspero— una parte de nosotros debe estar abierta a los extraños, pero otra más íntima debe cerrarse a las miradas indiscretas"; a esta celda "escondida y misteriosa sólo llegará, sutil visitante, el ocio noble de los antiguos", que él denomina pensamiento, ensoñación, admiración. "Sólo cuando penetréis dentro del inviolable seguro podréis llamaros, en realidad, hombres libres."
Rodó, luego de poner en voz del viejo maestro sus conceptos del paralelismo existente entre belleza, justicia y moral, contrapone dos estilos de vida: la idealista y la utilitaria, en vista de lo cual hace un elogio a la democracia, en el sentido de que no debemos destruirla sino educarla, completarla con la presencia de una autoridad intelectual y moral que impida el desarrollo de sus posibles tendencias utilitarias.
La lección de Próspero, poblada de referencias literarias y filosóficas, concluye con una exhortación final: "Afirmando primero el baluarte de vuestra vida interior, Ariel se lanzará desde allí a la conquista de las almas."
Dentro de las características del ensayo, es un texto filosófico donde se combinan las ideas de una ética universalista con la belleza de una prosa tersa, rica y pura, nutrida de gran erudición, en consonancia con la tendencia modernista suscrita por Rodó.
Las ideas humanistas de este pensador uruguayo ejercieron una fecunda acción educativa en todo el continente hispanoamericano durante las primeras décadas del siglo XX. Fue publicada en 1900.


No hay comentarios:

Publicar un comentario